Esa noche no sabía que me sucedía, eran demasiados estruendos, voces que no conocía, sentía algunas miradas de dolor, repugnancia y compasión, contenía un dolor que nunca había percibido, aunque no entendía nada en ese momento; quizá alguna vez lo llegaría a comprender.
Ese sentimiento que me tenía paralizado no entendía de qué se trataba, era un miedo que nunca había tenido, me sentía solo, tenía un vacío en el alma, en mi cuerpo y en mi mente, llegue a pensar que ya no era nada.
Me deslice y vague por las tinieblas sin llegar a algún sitio, me sentía desesperado ya que no sabía donde estaba, tenía miedo porque no intuía qué me sucedía.
Mas tarde ya no percibía nada, pero de repente empecé a sentir que algo me atraía, talvez era una energía, o un pensamiento muy confuso, pues empecé a recordar acontecimientos alegres y tristes de mi vida y al llegar al último suceso me quede paralizado de dolor al descubrir que mi exceso de tristeza, y de mi aparente soledad me habían conducido al callejón de la soledad y quizá al abismo de la muerte, ya que como yo no sabía que era la muerte, lo había visto como una solución a mis problemas, a la soledad y a mi abundante tristeza.
De pronto de nuevo percibí esas miradas de dolor pero ya no iban acompañadas de repugnancia y ni de compasión, aunque las voces cada vez se oían mas lejos y no sabía y tampoco llegue a comprender que decían.
Trate de ver otra cosa, buscar entre la oscuridad y de repente llegue a ver la imagen de mis padres envueltos en un dolor que no podía entender ni resistir.
Después vi mi imagen sin color, así como sin vida y empecé a sentir tristeza al no saber que me sucedía y pensé: ¿Acaso estoy muerto o mi vida es así?
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